¿Qué hacer frente a una sentencia injusta?

La gran mayoría de procesos judiciales inician porque dos personas (o más) tienen una controversia y una de ellas acude a los Tribunales en busca de justicia. Inevitablemente, algunas de las demandas terminarán en sentencias desestimatorias. Desde luego, el demandante acude a los Tribunales esperando un remedio para una injusticia y el hecho de obtener una sentencia desfavorable genera un sentido de impunidad, en el cual el daño sufrido se perpetúa
Desde luego, es bastante probable que un litigante en esa situación trate de acudir a una instancia superior, pero la reversión del fallo ocurre poco, estadísticamente hablando. Más allá de una posible lectura equivocada de la ley por parte del Juez, hay tres aspectos decisivos sobre la probabilidad de éxito en esta etapa y que no siempre son atendidos eficazmente. ¿Qué revisar entonces para saber si una apelación tiene futuro?

1. ¿Las partes pudieron ejercer todos sus derechos procesales?

Uno de los mitos de la abogacía consiste en pensar que un buen litigante es una persona astuta capaz de plantar nulidades a conveniencia, a lo largo del proceso, las cuales terminan por definir el juicio, en los últimos instantes. Apostar a dicha estrategia puede resultar poco fructífero. Lo decisivo para señalar un proceso como viciado es que una de las partes haya sido realmente imposibilitada de aprovechar el propósito de alguna de sus etapas.
¿El Juez escuchó a ambas partes antes de adoptar una resolución? ¿Notificó oportunamente el comienzo y finalización de cada etapa? ¿Hubo acceso a las pruebas de la parte contraria? Lo central es si una de las partes sufrió indefensión. Algo importante a valorar sobre este punto es que la apelación permitirá corregir vicios procesales. Así, una apelación que prospere bajo este argumento garantizará un juicio justo, pero no ganarlo directamente.

2. ¿Ingresaron todas las pruebas necesarias al proceso?

“Da mihi factum, dabo tibi ius” (dame los hechos, yo te daré el derecho) es una frase que resume perfectamente la labor de todos los jueces alrededor del mundo. Ahora, tales hechos se ponen a disposición del Juez a partir de las pruebas que ingresan al juicio siempre y cuando reúnen ciertos requisitos. Deben guardar relación con alguno de los hechos discutidos en juicio, deben ser suficientes y útiles para acreditarlos.
La regla general es que se permita el ingreso de la prueba y solo el incumplimiento a alguno de tales requisitos acarrea su rechazo. En ese sentido, es necesario atender dos elementos que podrían pasar inadvertidos. Primero, el interesado debe hacer consignar expresamente en acta correspondiente la disconformidad con la exclusión de pruebas. Segundo, la prueba rechazada será producida en esa etapa, por lo cual resulta crítico argumentar cómo este nuevo elemento debería modificar el fallo.

3. ¿Hubo un análisis correcto de las pruebas?

Un proceso judicial es una búsqueda de la verdad, bajo cierto método orientado por la lógica, la experiencia y la psicología. Así, el razonamiento judicial expresado en una sentencia debería seguir parámetros objetivos y verificables. Es importante conocer los principios bajo los cuales se analizaron las pruebas y tener claridad de qué se debía tener por acreditado de acuerdo a los mismos, para acceder a una verdadera revisión del análisis probatorio.
El primer paso para una persuasión efectiva es la claridad. Así, es imprescindible identificar cuál es el error en el examen probatorio e identificar cuál premisa (lógica, experiencia o psicología) es la que se infringió cuando el Juez declaró que algo estaba probado (o no). Lo anterior da claridad al Tribunal de Apelaciones sobre el punto cuya revisión se solicita y, además, demostrar por qué el sentido del fallo debería modificarse.

La garantía que provee una estrategia del caso sólida.

Casi siempre, un juicio representa un proceso de decisiones orientado a maximizar las fortalezas y minimizar los riesgos o debilidades del caso. No es sorpresa que una de las mejores prácticas lleva a los litigantes a elaborar una lista de hechos para obtener una sentencia favorable y verificar que las pruebas disponibles cumplen con dicho presupuesto. Tal examen debería ocurrir con suficiente anticipación a la interposición de la demanda.
Las recomendaciones anteriores para interponer una apelación podrían resultar útiles, pero no sustituyen su función. Al contrario, ponen de manifiesto su importancia aún más. Así, es importante tener claro que una apelación eficaz contrarresta el daño que ocasiona el error judicial a la teoría del caso, pero el primer paso a alcanzar el mejor resultado posible en una controversia judicial siempre será contar con una estrategia del caso exhaustiva.

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Abogado de Litigios

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